La sombra que se adelantaba

Un discípulo caminaba al amanecer y notó que su sombra siempre se adelantaba unos pasos.
Aceleró para alcanzarla, pero la sombra también aceleró.
Corrió, y la sombra corrió.

Agotado, se detuvo. La sombra se detuvo también, fundiéndose con sus pies.

En silencio comprendió que nunca había estado lejos de ella.

En "La sombra que se adelantaba", un discípulo persigue una sombra que siempre va delante de él, hasta que descubre que nunca estuvo separado de ella, revelando una enseñanza zen sobre la ilusión de la distancia.

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