El eco del pozo
Un joven monje paseaba con su maestro por la montaña cuando llegaron a un pozo muy profundo.
—Si gritas dentro, el pozo te responderá —dijo el maestro.
El joven, curioso, se inclinó y gritó con fuerza:
—¡Eres tonto!
El eco devolvió:
—¡Eres tonto!
Frunció el ceño.
—Maestro, ¿por qué el pozo me insulta?
El maestro sonrió y le indicó que probara otra cosa.
El monje gritó:
—¡Eres hermoso!
Y el eco respondió:
—¡Eres hermoso!
El joven se quedó pensativo.
—El mundo es como este pozo —dijo el maestro—. Te devuelve lo que pones en él. Si proyectas enojo, recibirás enojo. Si das amabilidad, te responderá con amabilidad. La elección de qué escuchar empieza en lo que dices… y en lo que piensas.
En "El eco del pozo", un joven monje aprende de su maestro que las respuestas que recibe del mundo son un reflejo de lo que proyecta, ilustrando la enseñanza zen de que nuestra percepción y experiencia están moldeadas por nuestro propio corazón.
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