La puerta cerrada

Un monje llegó apresurado a la sala de meditación, pero encontró la puerta cerrada.
Golpeó varias veces, sin respuesta.
Esperó pacientemente, imaginando que alguien vendría a abrir.

Horas después, el maestro apareció y lo encontró allí sentado.

—¿Por qué no entraste? —preguntó.

—La puerta estaba cerrada —respondió el monje.

El maestro empujó suavemente la puerta. Estaba abierta desde el principio.

En "La puerta cerrada", un monje descubre que el obstáculo que le impedía entrar a la sala de meditación nunca estuvo realmente cerrado, revelando una enseñanza zen sobre los límites autoimpuestos.

Tiempo de lectura: 1 min