La conversión de Kisho

Un gran maestro de tiro al arco (kyûdô) tenía un discípulo llamado Kisho que se sentía inferior ante su maestro. El maestro era el maestro. Por eso, Kisho esperaba la muerte de su maestro. Pero este, fuerte y de salud excelente, estaba lejos de morir. El discípulo Kisho decidió, pues, matar a su maestro.

Un día Kisho se entrenaba disparando flechas en un campo cuando el maestro Kyodo fue a reunirse con él.

Justo en aquel momento el discípulo disparó una flecha apuntando a su maestro; pero este disparó igualmente… Las dos flechas se encontraron en pleno vuelo y cayeron.

El discípulo disparó otras nueve veces y cada una de ellas fue detenida por el maestro. Kisho tenía diez flechas. El maestro no tenía más que nueve. El discípulo disparó la última flecha, pero el maestro tomó su lanza, la arrojó y cortó al vuelo la flecha.

El discípulo, admirado, se prosternó.

Maestro y discípulo se abrazaron.

—¡Oh, gran maestro!

—¡Oh, gran discípulo!

Con su ego esfumado, entraron en las relaciones eternas de maestro a discípulo.