La taza agrietada

Un joven monje servía té a su maestro cuando notó que una de las tazas del monasterio tenía una pequeña grieta.

—Maestro, esta taza está rota —dijo—. Deberíamos tirarla.

El maestro tomó la taza con cuidado, sirvió té en ella y la colocó frente a la ventana.
La luz de la mañana entró por la grieta y proyectó un brillo dorado sobre la mesa.

—Mira —dijo el maestro—. Por donde la taza se rompió, la luz ha encontrado un nuevo camino.

El joven comprendió que las grietas no siempre son defectos: a veces son la única puerta por donde entra la luz.

En "La taza agrietada", un monje joven aprende de su maestro que las imperfecciones pueden ser el canal por el que la belleza y la sabiduría se derraman, revelando una enseñanza zen sobre la aceptación y el valor de lo incompleto.

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