El puente invisible
Un discípulo y su maestro llegaron al borde de un profundo barranco.
El discípulo miró hacia abajo, asustado.
—Maestro, ¿cómo cruzaremos? No hay puente.
—Sí lo hay —respondió el maestro—, pero no puedes verlo desde aquí.
—¿Y cómo puedo creerlo si no lo veo? —insistió el discípulo.
—Dando el primer paso.
El discípulo negó con la cabeza.
—Si me equivoco, caeré.
El maestro sonrió.
—Si no das el paso, ya has caído.
El discípulo respiró hondo y avanzó.
Bajo su pie apareció una tabla, y luego otra, hasta que el puente entero se reveló.
Al llegar al otro lado, el maestro dijo:
—El puente siempre estuvo ahí. Solo necesitaba que confiaras lo suficiente para pisarlo.
En "El puente invisible", un discípulo temeroso aprende de su maestro que muchas veces el camino ya está bajo nuestros pies, aunque no podamos verlo, y que el primer paso es lo que lo revela.
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